[vc_row type=”in_container” full_screen_row_position=”middle” scene_position=”center” text_color=”dark” text_align=”left” overlay_strength=”0.3″][vc_column column_padding=”no-extra-padding” column_padding_position=”all” background_color_opacity=”1″ background_hover_color_opacity=”1″ width=”1/1″ tablet_text_alignment=”default” phone_text_alignment=”default”][vc_column_text]Durante muchos años se nos vendió la idea de que el amor era para siempre , que el matrimonio o la Unión con la pareja debía terminar solo con la muerte…
Como psicóloga estoy entre las dos puntos de vista, a veces me toca escuchar a las personas cuando ya no sienten amor por la pareja, a veces me toca escuchar el otro lado de la moneda en donde aman y sufren porque ya no son correspondidos .
Así pues de un lado me toca ayudar en el proceso de duelo, acompañar a la persona que sufre el desamor atravesando y aceptando cada una de sus etapas (duras al fin y al cabo, y más cuando esa persona no dio motivo visible para la ruptura) y del otro lado me toca acompañar a la persona en el sentido de vida que elige caminar y en el que ya no se encuentra la pareja para llegar a una meta hacia lo que esa persona piensa que es SU felicidad
Todos deseamos amar y ser amados. Sin embargo, muchas relaciones afectivas terminan convirtiéndose en sinónimo de rutina, conflicto y sufrimiento. A pesar de nuestras buenas intenciones, muy pocas parejas logran mantener encendida la llama del amor con el paso del tiempo.
Y que es lo que sigue después ? Que pasa cuando la persona a la que amamos ya no quiere compartir la vida con nosotros? De que manera podemos luchar contra algo que ni siquiera sabemos o sospechamos que paso?
Suena muy difícil y repito que todo son procesos y etapas , pero lo primero que debemos hacer es aceptar lo que tenemos en ese momento, aceptar que aunque no sabemos como fue, el amor de nuestra pareja por nosotros terminó…
Platicando con una amiga que tenía mucho tiempo sin ver, me enteré que tras casi cuarenta años de casados sus papás terminaron divorciándose, que al casarse la ultima de sus hermanas su mamá habló con todos los hijos y que les dijo que ella ya no quería seguir casada con su papá.
Así como los papás de mi amiga, me he estado enterando de muchos casos en los que las parejas “estables” durante muchos años terminan por confesarles a sus parejas que ya no las soportan y quieren divorciarse.
Claro está no es algo que simplemente apareció de repente, son muchos los motivos que impiden a una persona el decirle a su pareja que ya no quiere vivir con ella, algunas veces (en el caso de las mujeres ) es el bien estar de los hijos hasta que cada uno pueda volar con sus propias alas, otras veces es la economía en la que dicha persona no se pudo desarrollar por ejercer un rol de ama de casa, otras veces el miedo de afrontar los cambios y no poder manejarlos … En fin, miles da causas que en un hombre pueden ser un poco diferentes, como lo es la imagen que se maneja ante la sociedad , en la cual la esposa cubre un papel muy importante, o porque dentro de todo y aunque no es feliz, teme que toda su estabilidad se fracture a causa de una mala decisión , y así van cargando por la vida con matrimonios en los que existe de todo , menos felicidad.
Eso sí, a pesar del dolor y del sufrimiento que experimentamos cuando terminan nuestras relaciones sentimentales, jamás nos damos por vencidos. No importa la edad que tengamos. Ni siquiera nuestro currículo afectivo, ninguno de nosotros quiere renunciar a amar y ser amado.
Si una relación termina, muy probablemente encontremos otra persona que llenará otros aspectos de nuestra vida que tal vez nuestra anterior pareja no llenaba, y nuestra vida seguirá, un poco más madura, y sin tantas equivocaciones que nos dejó la experiencia anterior.
Esto es precisamente lo que escribió el médico neuropsiquiatra y psicoanalista Fritz Perls, creador, junto con su esposa, Laura Perls, de la terapia Gestalt: “Yo soy yo, tú eres tú. Yo no vine a este mundo para vivir de acuerdo a tus expectativas. Tú no viniste a este mundo para vivir de acuerdo con mis expectativas. Yo hago mi vida, tú haces la tuya. Si coincidimos, será maravilloso. Si no, no hay nada que hacer”.
Un escrito que habla desde el amor desinteresado en el que nada es obligado, Si hoy por hoy nuestras relaciones están marcadas por la rutina, el conflicto y el sufrimiento es porque nadie nos ha enseñado a amar. Pero como cualquier otro arte, se aprende a base de practicar y cometer errores, tarde o temprano, cosecharemos lo que hayamos sembrado.
Citas en Guadalajara al 3331371983[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]