Un ataque de pánico consiste en la aparición de una sensación incontrolable de malestar, miedo o terror, con frecuencia asociada a la sensación de muerte, de estar volviéndose loco o de estar perdiendo el control, junto con una urgente necesidad de huir de la situación.
La frecuencia de los ataques de pánico es variable, puede ser uno por semana o incluso varios episodios en un corto espacio de tiempo seguido de grandes periodos sin ningún tipo de síntoma.
Algunos de los síntomas son:
- Aumento de la frecuencia cardiaca.
- Sudoración.
- Temblores.
- Sensación de falta de aliento.
- Sensación de atragantamiento.
- Opresión en el pecho.
- Náuseas.
- Inestabilidad, mareo o desmayo.
- Desrealización o despersonalización.
- Miedo a perder el control o volverse loco.
- Miedo a morir.
- Escalofríos o sofocos.
Los ataques de pánico se pueden controlar con la cabeza, aquí algunas recomendaciones:
- Respira hondo.
- Reconoce que estás teniendo un ataque de pánico.
- Cierra los ojos.
- Practica la conciencia plena Mindfulness.
- Encuentra un objeto de enfoque.
- Utiliza técnicas de relajación.
- Imagina tu lugar feliz.
Lo más importante es que tengas en mente que un ataque de pánico, es solo eso y que no va a acabar con tu vida. Haz conciencia y trabaja para acabar con ellos.