El daño que hacemos con la boca #DeborahTerapiaEmocional
Hace unos días comentaba con un miembro de mi familia, el daño que se puede hacer cuando decimos “algo” de alguien.
Cuando hablamos con amigos o familiares acerca de una tercera persona ( negativamente por supuesto ) dejamos una semilla sembrada en esa persona, que por el afecto que nos tiene obviamente va a creer.
Digamos que lo que contamos es verdad, pero, ¿que sucede cuando contamos algo que no es verdad y como dije anteriormente, ya dejamos nuestra semilla sembrada en la persona que nos escucha? Pues pasa que esa semilla terminará por germinar una verdad que no es real.
Ojalá que como receptores nos cercioráramos de lo que escuchamos sin dar completa credibilidad a lo que nos cuentan, porque en muchas ocasiones se acaba con la reputación de una persona en 5 minutos, y si bien es cierto que la verdad siempre sale a flote, también es cierto que mientras esa verdad encuentra salida, se dejan a muchos muy mal parados lamentablemente con falsedades.
Hace poco escuché que el Papa Francisco habló acerca de los chismes, y mencionó al apóstol Juan : “nos dice esto: quien en su corazón odia a su hermano es un homicida” y añadió: “Nosotros estamos acostumbrados a los chismes, a las habladurías” y muchas veces transformamos a nuestras comunidades y también a nuestra familia en un “infierno” en donde se manifiesta esta forma de criminalidad que lleva a “asesinar al hermano y a la hermana con la lengua”.
En cada familia siempre va a existir la persona que con habladurías va a mantener la separación de los miembros de la misma, y lamentablemente las fracturas familiares dejan marcadas generaciones completas.
En muchos grupos siempre habrá el inconforme o el envidioso que no puede hacer otra cosa más, que llamar la atención haciendo quedar mal a otros con intrigas.
Hace unos meses viví en carne propia una situación familiar en donde me ví implicada en una mentira ( de esas sin importancia, pero que de cualquier forma te mueven ) al principio por supuesto me enojé mucho y me hubiera gustado reclamar, pasaron dos días y en lugar de sentir enojo, ahora sentía angustia por lo que fueran a pensar las otras personas, pero después decidí tomarlo como experimento y estoy observando desde fuera toda la situación, porque esa persona va diciendo mentiras e historias de un buen grupo familiar y como era de esperarse efectivamente la fractura se va haciendo poco a poco más grande, y “la verdad”, (no esa verdad que yo veo, ni esa verdad que otros ven, sino simplemente la que realmente ocurrió) esa, estoy segura que muy pronto saldrá a flote, y Justo entonces te platicaré con otra publicación que fue lo que resultó de ese experimento.