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Terapia individual

En la terapia Individual se trabaja en ciertas dificultades y/o interrogantes relacionados con la pareja, la familia, nuestra posición como padres, diferenciación con nuestra familia de origen para crear la propia, nuestra profesión y/o vocación, balances respecto a las expectativas y proyectos que queríamos lograr y lo que efectivamente se pudo alcanzar, entre otros.

Muchas veces consultamos con un psicólogo cuando algo que no se pudo elaborar se empieza a manifestar como síntomas en el cuerpo, generando, en ocasiones, algún trastorno como ansiedad y/o depresión.

La propuesta de este espacio terapéutico es acompañar a la persona a reflexionar, identificar y elaborar aquello que genera malestar; de poner en palabras las sensaciones, emociones y necesidades, identificar mandatos familiares que puedan estar obstaculizando los avances personales , comprender la forma en que se relaciona con los demás y el tipo de elección en los vínculos que sostiene, elaborar y enfrentar las dificultades propias de cada etapa vital, flexibilizar creencias disfuncionales que enferman, comprender el modo en que se ve a sí mismo y a los demás y como esto interviene en el significado que se dan a las vivencias ; poder diferenciar lo que depende de uno y lo que no, y aceptar aquello que no se pueda cambiar para aprender a convivir con ello.

A medida que se va avanzando en el proceso terapéutico, la persona irá adquiriendo una mayor comprensión de sí mismo, mayor confianza y capacidad para gestionar sus emociones; un verdadero crecimiento evolutivo que se traducirá con el tiempo en cambios positivos concretos en alguna o muchas áreas, mejorando su calidad de vida.

Algunos problemas comunes por los que se busca terapia Individual son los siguientes:

  • Dificultades en la transición de la juventud a la adultez
  • Inicio o finalización de estudios
  • Incorporación al mundo laboral
  • Crisis de la mediana edad
  • Problemas de relación interpersonal (pareja, familia, amigos)
  • Vínculos familiares disfuncionales
  • Dificultades en la convivencia
  • Interrogantes sobre la maternidad o paternidad
  • Separación
  • Duelos
  • Estrés / Ansiedad
  • Ataques de pánico
  • Insomnio y otros problemas del sueño
  • Depresión
  • Trastornos psicosomáticos (cefaleas, dolor de espalda, vértigo, problemas de la piel, gastritis, úlceras, etc)
  • Timidez e introversión
  • Baja autoestima
  • Insatisfacción personal
  • Incapacidad para aceptar la crítica
  • Baja tolerancia a la frustración
  • Dependencia emocional
  • Inestabilidad emocional
  • Impulsividad
  • Irritabilidad
  • Dificultades en relación a las habilidades sociales